La consciencia de la propia cultura se da solamente en el encuentro con el otro culturalmente distinto. Al cruzar la frontera del país de origen vemos que la vida y las relaciones humanas se organizan de manera diferente a lo que se está acostumbrado. Esta diferencia puede ser muy sutil pero otras veces es radicalmente distinto.
Ser extranjero se define en contexto de diferencia cultural, se deviene extranjero frente al que es “local”. El encuentro con los habitantes del país de destino activa nuestra sensación de ser distinto o desconocido.
Este encuentro provoca una sensación de vulnerabilidad. El migrante tiene una sensación de desestabilización e inseguridad. Esta sensación de extrañeza puede perdurar en el tiempo.
La etapa de integración a la nueva sociedad implica aprender muchas cosas al mismo tiempo: la lengua, los valores, la manera de dirigirse a otras personas, cómo funciona la administración, cómo funciona el transporte público, cómo conseguir trabajo, alquiler, etc.
Estos aprendizajes provocan mucho estrés, pero generalmente las personas que migran son conscientes que es un proceso lógico que deben atravesar. En algunos puede despertar reacciones de resistencia pues tienen miedo de cambiar y dejar atrás su cultura de origen.
El estatuto legal del migrante condicionará fuertemente su sentimiento de seguridad para enfrentar esto desafíos. Su estatuto determina los derechos de los que gozará en el nuevo país. Estos derechos no solamente cambian de un país al otro, sino también que están sujetos a los cambios en la legislación de un mismo país.
El migrante ilegal, no tendrá documentos que validen su estadía y por lo general en todos los países no tendrá garantizados sus derechos.
Los derechos de un migrante que pida asilo en un país estarán supeditados, durante un cierto periodo, a la decisión que tomen las autoridades. Esto significara que durante ese tiempo su estatuto es incierto y no gozará enteramente de ciertos derechos.
El migrante que se instala con permisos de estadía y de trabajo con duración definida de tiempo, gozará de estos derechos mientras dure su permiso de estadía. Esta situación, muchas veces provoca ansiedad e incertidumbre por el futuro del migrante.
La situación ideal es cuando la persona ha podido anticipar la documentación necesaria en su país de origen y logra obtener el permiso de residencia y de trabajo ya en su país o ni bien llega al país de acogida. En esta situación el proceso es menos estresante y el migrante dispone de más energía para integrarse a su nueva realidad.
Podemos concluir entonces que dependiendo de cuál es el estatuto legal del migrante su situación será más o menos provocadora de estrés.